Historias de Tocador

Uno de los museos que más me gusta visitar es el Museo de Arqueología de Catalunya situado en la montaña de Montjuïc en lo que era el antiguo  Palau d'Arts Gràfiques, un edificio de inspiración renacentista creado para la Exposición Universal de 1929.

Sus colecciones presentadas cronológicamente te invitan a viajar por todas las culturas presentes en el Mediterraneo desde los primeros hombres hasta la época medieval.

Esta vez ha tocado visitar la exposición temporal Historias de Tocador. Cosmética y belleza en la antigüedad que nos desvela los principales secretos de belleza, las técnicas y los pequeños gestos cotidianos que hombres y mujeres llevaban a cabo para mejorar su imagen personal.

Arreglarse, peinarse, cuidar la higiene corporal o escoger un perfume que nos guste no es algo actual, ya se hacía hace miles de años. El uso de cosméticos y de aceites perfumados, tintes, mascarillas, postizos y pelucas y esos pequeños gestos que hacemos cada día en nuestro cuidado personal se semejan y mucho a los que hacían nuestros antepasados.

Es sorprendente comprobar que depilarse era algo habitual tanto para hombres como para mujeres, que teñirse el pelo era normal y que las damas griegas utilizaban recetas de mascarillas para embellecer la cara o eliminar la caspa.

Como la exposición es muy amplia (se divide en cuatro ámbitos: El cuidado del cuerpo, Ungüentos y perfumes, El cabello y Últimos retoques) tan sólo enumero algunas de las cosas que más me han llamado la atención.

Los vistosos y complicadísimos peinados de las mujeres romanas que hoy en día ni un experto peluquero es capaz de reproducir. De hecho la Directora del equipo creativo de Raffel Pages, Xesca Forne ha participado en una clase abierta de peluquería romana en donde ha enseñado a hacer peinados de época clásica.

Otro aspecto interesante es lo referente al tema de los tintes y postizos. Se puso de moda llevar el cabello de color rubio como el pelo de las mujeres germánicas. Para conseguirlo se utilizaban pelucas y postizos o intentaban decolorarse el pelo con azafrán o también con una famosa receta compuesta de grasa de cabra y cenizas de haya. Messalina, esposa del emperador Claudio, fue famosa entre otras cosas por tener más de 700 pelucas rubias.

Aceite de rosa para el agua del baño junto a otras esencias aromáticas y resinas para relajarse porque el baño era muy importante en la época romana. Famosa era la lavatio de Popea, esposa de Nerón, quien se bañaba con la leche de 500 asnos. ¿Os lo imaginais?

  

Los ricos tenían baños en casa aunque también los había públicos que eran un espacio importante de relación social y placer. En estos baños, o termes, los usuarios podían disfrutar de sus diferentes aguas, saunas, gimnasios, salas de estudio, restaurantes y alcobas íntimas. Muuuy interesante.

Los ungüentos y perfumes eran importados de Oriente, auténticos artículos de lujo como el Metopion, uno de los mejores perfumes de Egipto.

La mejor mascarilla para el rostro utilizada por las damas griegas era una a base de harina que se dejaban durante toda la noche y que por la mañana se limpiaban con leche. Por un lado estaban los partidarios de mascarillas de origen vegetal y los que las preferían con diferentes compuestos orgánicos como la placenta (aquí me he acordado de Tom Cruise), la médula, los genitales o los orines.

Otra receta para embellecer la cara, eliminar las manchas y conseguir un aspecto rejuvenecido era mezclar polvos de alabastro, de natrón, sal del norte y miel y untarlo en la piel del rostro. Para combatir las arrugas también existían diversas fórmulas, como una que aconsejaba mezclar trementina, miel y espelta.

En cuanto al maquillaje, en Roma se apreciaba tener la piel cuanto más blanca mejor. El albayalde o carbonato de plomo era utilizado como base de maquillaje y permitía emblanquecer los rostros y uniformar la piel. Las mejillas y los labios se pintaban de rojo. Los párpados se maquillaban en color verde, azul o rosa y el contorno de ojos se delineaba con khöl  hecho de galena o antimonio polvorizado.

El método más empleado por las egipcias para depilarse era una sustancia similar a la cera a base de mezclar azúcar, agua y limón o la llamada cera de azúcar de aceite y miel.

Y por último un prejuicio que parece no haber cambiado mucho en cientos de años. El hecho de maquillarse mucho tampoco estaba bien visto en la antigüedad, ya que se relacionaba con la prostitución. Era adecuado hacerlo de manera disimulada, intentando conseguir una elegancia sobria y natural.

Si deseais profundizar más en este tema os dejo el enlace del programa Para Todos La 2, de RTVE Debate: La belleza en la antigüedad.

¿Os interesa la Historia Antigua? ¿Que os han parecido todos estos secretos de tocador